En obra en construcción hallaron restos de una de las casas de Rosas y fueron dañados

En el  Casco Histórico porteño, en una obra en construcción ubicada en la calle Moreno 550 se descubrieron restos de objetos pertenecientes a una casa de Juan Manuel de Rosas.

Mientras realizaban los trabajos de excavación, encontraron una cisterna, vajilla y azulejos de la residencia colonial. La constructora continuó con el trabajo y rompió estos hallazgos arqueológicos.

Como conscuencia, la Fiscalía de la Ciudad ordenó instalar un vallado en el predio.

La obra de Moreno 550 fue clausurada dos veces. El hallazgo pertenecía a una antigua residencia que Juan Manuel de Rosas usó como sede de Gobierno. Pese a la primera medida, la empresa siguió con los trabajos. Por eso ayer la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental de la Fiscalía de la Ciudad (UFEMA) hizo un operativo, ordenó el secuestro de las maquinarias y el vallado de todo el perímetro de la edificación para impedir que continúe.

A principios del siglo XIX, en Moreno 550 estaba la residencia de los Ezcurra, padres de Encarnación y suegros de Rosas. Según narra el historiador Alfredo Taullard en «Nuestro antiguo Buenos Aires», el propio Rosas vivió allí durante más de 15 años. «Era, por así decirlo, la verdadera residencia gubernativa”, cuenta. Después de la batalla de Caseros, en 1852 la casona fue confiscada y “continuó sirviendo de residencia al gobernador de Buenos Aires hasta su traslado a La Plata, ocupándola después el Correo hasta 1901”.

A fines del año pasado, el estudio Kohon comenzó a construir en el lugar un edificio de 14 pisos con dos subsuelos. «Tardamos dos años para que nos aprueben los planos, porque el terreno está en un Área de Protección Histórica. En el predio había un estacionamiento y el único antecedente que teníamos era un plano de AySA que mostraba una construcción de 1960 de diez metros de altura. Pero no decía nada sobre la historia del lugar ni nadie nos informó que ahí había estado la Gobernación bonaerense», cuenta el ingeniero José Kohon, a cargo de la constructora.

Este miércoles el arqueólogo Daniel Schávelzon, de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico de la Ciudad, declaró en la Fiscalía porteña que el 5 de diciem-

La propiedad funcionó como sede de Gobierno. Luego se mudó allí el Correo, hasta 1901.

Efectivamente, había cimientos y muros de antiguas edificaciones, sobre todo restos de una cisterna de aljibe de siete metros de diámetro por siete metros de profundidad, hecha de ladrillo y revocada con cal. En el área también hallaron trozos de botellas, vajilla y azulejos españoles.

Según la declaración de Schávelzon, el 7 de diciembre los arqueólogos de su Dirección ingresaron a la obra y vieron la cisterna. La ley 25.723 ordena que, en esos casos, hay que cesar la actividad en el área para que los expertos clasifiquen y preserven las piezas. Pero el 15 de diciembre, varios vecinos denunciaron que la constructora seguía la obra sobre la cisterna. Por eso, explicó Schávelzon, el 19 de diciembre los arqueólogos delimitaron la zona para resguardarla. Desde ese día y hasta el 26 de diciembre estudiaron los restos. Pero cuando volvieron el 27, descubrieron que la constructora había tirado abajo el vallado y roto la cisterna resguardada.

«Los arqueólogos mienten con las fechas y jamás nos notificaron de nada -se defiende Kohon-. Nosotros fuimos los que informamos sobre la aparición de la cisterna y sólo me dijeron que querían recolectar restos, pero que me quedara tranquilo porque después la obra iba a poder continuar. Recién pusieron un vallado el 29 de diciembre».

Además, el ingeniero de la constructora relató cómo fue que dieron con el hallazgo: «Usamos una máquina para hacer agujeros en el piso de hormigón. Y ni bien lo tocó, se vino abajo la bóveda de la cisterna. Fue un incidente involuntario y después de ese día no volvimos a tocarla». El 28 de diciembre la Dirección General de Fiscalización y Control de Obras clausuró la edificación. La constructora la ignoró, y el 10 de enero la Fiscalía de la Ciudad sumó una clausura judicial preventiva. Se inició también una causa por infracción a la Ley 25.743 y por daño calificado, que cuando afecta a bienes patrimoniales se castiga con penas de tres meses a cuatro años de prisión.

«Ayer envié a la Policía de la Ciudad, que constató que seguían trabajando a pesar de que hay una clausura total desde el 28 de diciembre -explica el fiscal Federico Villalba Díaz, a cargo interinamente de la UFEMA-. Por eso ordené el secuestro de la maquinaria, que queda en el lugar porque no hay forma de trasladarla, y el vallado de la obra. Además, le abrí una nueva causa a la constructora por violación de clausura. Ahora van a instalar el cerramiento, para que no puedan seguir trabajando».

«Seguí la obra porque estaba instalando dos filas de columnas para apuntalar las medianeras de diez metros de alto de los edificios linderos, que ya tienen fisuras – sostiene Kohon-. Si no continuamos, hay riesgo de derrumbe. Hago responsables a los que ordenaron la clausura por cualquier cosa que puede pasar».

Fuentes de la Fiscalía informaron que los arquitectos de Patrimonio en diciembre vieron que la parte subterránea de la cisterna estaba intacta. Y que ahora la encontraron demolida y cubierta con tierra. «Verificamos que la constructora destruyó toda la cisterna -afirma el fiscal-. No salgo de mi asombro. Era la más antigua y mejor conservada de Buenos Aires. Hicieron un daño irreparable».

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