Consecuencias positivas de la llegada de camalotes a la zona de Puerto Madero
Luego de las diferentes noticias sobre la llegada de camalotes a la costa del Río de la Plata, especialistas en la temática informaron a través del Gobierno Porteño que esto traerá renovación de material genético a las costas urbanizadas.
A pesar de los inconvenientes operativos temporales en el suministro de agua potable, los camalotes aportan grandes beneficios a las zonas ribereñas de la Ciudad: tanto el aumento de la biodiversidad como la revitalización del corredor biológico costero, el mejoramiento de la calidad del agua y el restablecimiento de la fauna son algunas de las bondades de su llegada proveniente del Litoral. Esta gran masa vegetal contribuye a la depuración y a la absorción de metales pesados presentes en el agua y las costas porteñas.
Según los relevamientos, la especie de camalote más abundante observada es la Eichhornia crassipes, muy utilizada como purificador biológico o fitorremediador, tanto del exceso de nutrientes como de compuestos orgánicos. Este ejemplar, además, tiene la propiedad de absorber y acumular metales pesados como el hierro, el cobre y el cromo presentes en las aguas residuales.
Las plantas que conforman los embalsados naturales tienen la capacidad de multiplicarse exponencialmente cuando las condiciones de agua y temperatura son óptimas. En este caso los camalotes trajeron, como fauna asociada, a sus propios reguladores biológicos. Compuesto por orugas, polillas y “picudos”, los ecosistemas que viajaron a la Ciudad tienen la particularidad de evitar por sí mismos que la población de camalotes se convierta en una plaga.
Acerca de la fauna asociada, algunos animales e insectos llegaron con los camalotes, mientras que otros pudieron haberse encontrado en la costa previamente. Aves, insectos, anfibios, peces y reptiles utilizan la cubierta vegetal como áreas para reproducirse, anidar, alimentarse y refugiarse. En estos casos, los embalsados actúan como hábitat ideal para reforzar la biodiversidad ribereña autóctona.
Cinco especies de serpientes detectadas durante las recorridas son culebras, inofensivas para las personas, que se alimentan de vertebrados como ratones, ranas, lagartijas y hasta otros ofidios. Por ejemplo, se han identificado individuos de la víbora negra o yacaniná (Boiruna maculata): muy conocida porque es predadora de otras serpientes, incluso de yararás y cascabeles, debido a que es inmune a sus venenos. Funciona como controlador natural de la única serpiente detectada con capacidad para inocular veneno: la yarará (Bothrops alternatus).
Al igual que otras culebras, la víbora negra posee una toxina de acción leve, raramente muerde y no representa ningún riesgo para las personas. Por el contrario ayuda a controlar la población de víboras venenosas: se las puede considerar nuestras aliadas, por lo que es muy aconsejable conservar sus poblaciones y que los habitantes de los ámbitos periurbano y rural permita su presencia.
Otros beneficios de los camalotes
- Menos mosquitos: La llegada de los camalotes también trajo consigo una llamativa cantidad de ranas, arañas y libélulas que se alimentan de mosquitos y otros insectos.
- Más oxígeno en el agua: Durante el verano, el oxígeno disuelto en el agua disminuye. Sin embargo, el conglomerado de estas plantas genera una sombra tupida que baja la temperatura de las aguas. Este fenómeno evita que el oxígeno se libere en forma masiva y crea mejores condiciones para la fauna acuática.
- Más verde en la ribera: Las balsas vegetales también traen semillas que, cuando los embalsados se secan, generan suelo fértil en los corredores biológicos para que estas plantas crezcan. El proceso no sólo reverdece las costas, sino que aporta nuevo ADN vegetal para la biodiversidad ribereña.
- Compost: Las masas de vegetación extraída pueden compostarse y utilizarse como abono muy rico en nutrientes.
Los biólogos de la Agencia de Protección Ambiental, el colaboración con el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, estiman que estas grandes concentraciones de camalotes se retirarían a mar abierto a través de las corrientes, a finales de la época estival.
Fuente: GCBA