La reserva ecológica cumplió 30 años
El día del medio ambiente de 1986, un 5 de Junio, fue el día en que la Reserva Ecológica en consecuencia del poco cuidado de la zona, se transformó en un espacio muy especial en la Ciudad de Buenos Aires, donde alrededor de 350 hectáreas fueron resguardadas para preservar flora y fauna rodeando una ciudad que necesitaba más espacios verdes y naturales.
La reserva ecológica surgió luego de que a mitad de los ´70, las autoridades porteñas colocaron escombros en la costa municipal, contaminando tierra, agua y aire, pero a diferencia de tranformarse en un basural, la naturaleza creo naturalmente un ecosistema único de biodiversidad dentro de una mega urbe.
Luego de la incipiente contaminación del Río de la Plata y la prohibición de bañarse en las aguas que bordeaban el balneario municipal Costanera Sur, el intendente de la dictadura cívico-militar Carlos Cacciatore ordenó «arrojar en esa zona los escombros de las obras, en su mayoría de las autopistas porteñas». Para este relleno se utilizó un sistema de polders holandes mediante el cual se crearon terraplenes perimetrales con los escombros que «con el correr del tiempo, como devolución a la agresión del hombre, la naturaleza respondió con bañados, lagunas, bosques y humedales» afirmó Garcia Arecha, que fue quien presentó hace 30 años un proyecto para «conservar y preservar » estos nuevos ecosistemas.
García Arecha relató que, si bien el proyecto de ley fue aprobado «por unanimidad, ocasionó una confrontación con algunas entidades ligadas al urbanismo y la construcción. Esta presencia de intereses inmobiliarios volvió a fines de los años 90 con los reiterados incendios dentro de la reserva».
Mientras la reserva era una de las paradas obligadas para los aficionados y especialistas en avistaje de aves, las autoridades locales parecían no reconocer su valor: durante muchos años sucedió algo inédito, «los fondos para el mantenimiento y desarrollo del lugar estaban aprobados pero nunca se giraron, por lo que no se podía hacer obras», explicó García Arecha.
«En 1992 habían 12 millones de pesos asignados que no fueron transferidos. En ese año, el príncipe Felipe de Edimburgo visitó la reserva y trajo de regalo un jeep especial para hacer recorridos en el lugar; seis meses después el vehículo estaba en un galpón porque no había dinero para patentarlo», ejemplificó.
Asimismo, remarcó que el predio «también es una fuente importante de ingresos» ya que «mueve un fuerte mercado de turismo especializado en el avistaje de aves, gente de un poder adquisitivo alto, que se aloja en hoteles 4 ó 5 estrellas, y viene al país específicamente por la diversidad de especies que se pueden observar».
Este año «se incrementó notablemente la cantidad de especies y de ejemplares, dado que por el fenómeno de El Niño, hubo muchísima humedad, lluvias y crecidas de ríos que provocaron la llegada de muchísimos camalotes con diversidad de fauna. Este fenómeno meteorológico colaboró también en que no se provoquen incendios forestales, ni espontáneos, ni intencionales».
Fuente: Agencias