El pabellón del centenario sería restaurado

En la intersección de la avenida Bullrich y Cerviño, detrás de un hipermercado se encuentra este Pabellón construido para el centenario de la Revolución de Mayo de 1810 y que arquitectónicamente  es una joya. El problema es que se encuentra  muy deteriorado y no es accesible desde la calle. Se está avanzando en una ley para restaurarlo y abrirlo al público.

Queda en Bullrich y Cerviño y es la única construcción en pie de las hechas por los 100 años de la Revolución de Mayo. Está muy deteriorado y planean salvarlo.

El Pabellón del Centenario es el único edificio de los 35 que se construyeron para los festejos de los 100 años de la Revolución de Mayo que aún «sigue en pie». En realidad, es sólo una manera decir, ya que está tan deteriorado que peligra su estabilidad. Desde el año pasado, en el marco de la venta futura de los terrenos en los que está ubicado, se lanzó un plan para restaurarlo y que pueda ser visitado por vecinos y turistas. Hoy, sólo resta que la Legislatura porteña le de sanción definitiva a la ley.

¿Dónde se encuentra exactamente esa joya edilicia? A tan solo dos cuadras de la Avenida del Libertador, muy cerca del cruce entre las avenidas Santa Fe y Juan B. Justo. Es un lu- gar muy transitado, sin embargo el edificio no está a la vista. Es que está situado en el mismo predio del hipermercado Jumbo-Easy, más precisamente detrás del estacionamiento, oculto, pegado a la rampa de acceso de camiones de abastecimiento e invisible para los porteños.

Hoy, para verlo hay que subir a la terraza del hipermercado, llegar hasta el fondo y mirar hacia la izquierda. Y allí aparece esta joya que ya no luce como lo que era. Su estado actual es casi una ruina.

Según datos de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, el globo terráqueo y las piezas escultóricas, dos elementos que lo distinguieron, ya no existen. Sus muros están llenos de grietas de donde emergen arbustos. Muchos de sus vidrios están rotos, se ca- yeron revoques y cielorrasos. Las columnas están agujereadas y los pisos de madera prácticamente no existen.

Todo el polígono son 4,4 hectáreas que hoy cuentan con gran accesibilidad al transporte público. Además, con el tiempo, la zona mutó de un área aislada a un barrio totalmente urbanizado. Desde hace dos décadas, en el predio funcionan supermercados de la firma Cencosud, y el Pabellón quedó perdido y abandonado.

Un proyecto de ley presentado el año pasado en la Legislatura porteña y aprobado en primera lectura, planea recuperar el edificio para salvarlo, conservarlo y abrirlo al público con actividades culturales.

Hace menos de un mes se realizó una audiencia pública por la venta de los terrenos y la recuperación del pabellón, y pronto el proyecto regresa- rá al recinto para su aprobación final, en segunda lectura.

Cuando eso suceda, el Gobierno pondrá manos a la obra también para revalorizar la zona y mejorar el espacio público. Eso implica que el predio tendrá, en el futuro, un 65 % del lugar destinado a espacio público, entre áreas verdes y calles, y un 35 % para la construcción de edificios que no superen los nueve pisos.

A través de un acuerdo entre la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) y la Ciudad, se busca que lo nuevo que se emprenda allí acompañe el desarrollo de la zona.

En cuanto al Pabellón, un relevamiento histórico y barrial que hizo el ministerio de Desarrollo Urbano a través del área de Antropología Urbana indica que los terrenos son propiedad del Estado Nacional y la concesión de Cencosud, que lleva ya más de dos décadas, vence el año que viene. Entre los términos de dicha concesión se estipulaba que la empresa debía restaurar el Pabellón del Centenario, pero esto no fue así. Clarín se comunicó con la empresa, que prefirió no hacer comentarios.

La última obra en el edificio fue en 1996, aunque sólo en su fachada. Para los festejos del Bicentenario, en 2010, se lo declaró Monumento Histórico Nacional. Hacia esa fecha ya se había perdido la parte superior abovedada de su cúpula.

En la actualidad, el interior es inaccesible, por lo que solo hay fotos desde afuera. Tampoco es posible circular por toda la fachada, sino solo uno de sus frentes. Mientras tanto y a casi 120 años de su creación, el Pabellón del Centenario espera que una ley lo libere de su escondite

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