Las salas de Rehabilitación Intensiva post COVID-19
Con el objetivo de contar con espacios para el tratamiento de pacientes que estuvieron internados en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) a causa de un cuadro de coronavirus grave, el Ministerio de Salud de la Ciudad creó las nuevas Salas de Rehabilitación Intensiva Post COVID-19, que ya están funcionando en el Hospital Argerich y el Hospital Fernández, y próximamente estarán en el Hospital Álvarez y el Hospital Pirovano, con un total de 40 camas disponibles para este fin.
Las unidades están conformadas por un equipo interdisciplinario de salud integrado por: enfermeros, médicos clínicos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, nutricionistas, psicólogos, musicoterapeutas y trabajadores sociales. En conjunto, realizan un abordaje en pos de la pronta recuperación de las personas que son derivadas desde la UTI y aún requieren de cuidados especializados.
Las nuevas salas permiten acelerar la recuperación gracias al acompañamiento y la estimulación permanente a lo largo de un tratamiento intensivo adaptado a las necesidades particulares de cada persona.
El director del Hospital Fernández, Ignacio Previgliano, explica que se trata “de un concepto más que de una sala específica, que es el de rehabilitar a los pacientes que han estado en ventilación mecánica en la terapia intensiva”.
Por las características del virus, el tiempo promedio que un paciente grave permanece internado en la UTI es de 20 días. En ocasiones, pueden presentar lo que se denomina el “Síndrome Post Terapia Intensiva (SPTI)”, que es un conjunto de secuelas físicas, psíquicas y neurocognitivas por las cuales aún necesitan del apoyo y cuidado de los profesionales para recuperar sus funciones motrices básicas y su autonomía. El SPTI se desarrolla en el contexto de una enfermedad crítica y puede persistir por períodos prolongados luego del alta.
Carlos Grageda, un paciente de coronavirus en rehabilitación, cuenta que cuando llegó al hospital “le faltaba el aire” y fue llevado directamente a terapia intensiva. Después de estar dos días con respirador, pudo recuperarse. “Gracias a Dios volví a nacer. Estoy agradecido con los doctores, con la gente que me ayudó, que la verdad son lujo”, expresa.
Grageda reconoce que al principio no imaginó que “iba a ser tan grave”. “Pensé que iba a estar mucho mejor, pero casi me muero. En realidad, estaba muerto. Y los profesionales me trajeron de vuelta a la vida y gracias a ellos me estoy recuperando rápido”, agrega.
Después de la enfermedad, reflexiona: “El COVID no perdona, le agarra a cualquiera, hay que cuidarse. Amen a su familia y cuiden a todo el mundo”. Y asegura que el coronavirus marcó un antes y un después en él: “La vida es una sola y a mi me dieron una segunda oportunidad para volver a ser mejor persona, mejor amigo, mejor padre y mejor hijo”.
Por último, la coordinadora de la Sala de Rehabilitación Intensiva Post COVID del Hospital Fernández, Betina Caldara, explica cómo es el progreso de los pacientes después del coronavirus y detalla que primero los recibe “el servicio de kinesiología, que se encarga de la rehabilitación respiratoria y motora del paciente, hasta que lo decanulan”. “Una vez que eso sucede, lo pasan a la Sala de Rehabilitación Intensiva Post COVID, donde empiezan su rehabilitación intensiva desde el punto de vista de los déficit mentales, físicos y neurocognitivos”, agrega.
El equipo lleva a cabo una rutina diaria intensiva con cada paciente que consta de 5 estímulos de rehabilitación: tres de motora, una de fonatoria, una de neurocognitiva. Además, se les brinda la asistencia permanente correspondiente y estímulos grupales con características recreativas, lúdicas y ocupacionales.