Nuevas obras en Aeroparque para agilizar los controles de pasajeros
A la intención comercial de aumentar los movimientos de aviones por día en los aeropuertos subyace la necesidad de agilizar y ordenar la circulación del transporte y de los pasajeros. Con este objetivo, se presentaron nuevas obras de infraestructura en el Aeroparque Jorge Newbery, que se sumarán a las realizadas en los últimos dos años en las veredas y en el ordenamiento del tránsito.
El objetivo es organizar el espacio para evitar la concentración de pasajeros, tanto en las veredas como en el sector de embarque nacional. Aunque, según contó también Marcelo Buján, gerente general de Aeropuertos Argentina, la concesionaria de la terminal, los peores momentos suelen registrarse cuando el mal clima impide el normal funcionamiento.
En el aeropuerto, atrás de una puerta con acceso restringido, un salón desmantelado prefigura lo va a ser la nueva área de control de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). La mitad del piso está levantado y la otra, recién instalado. De las paredes y los techos solo quedaron las estructuras, vigas de madera, cañería y ventilación.
Una de las principales modificaciones va a ser agrandar el espacio disponible para las filas en el sector de salidas, que de 180 metros cuadrados van a pasar a 732. El agregado está pensado específicamente para el paso previo al control de seguridad, y busca que este se lleve a cabo “de manera más cómoda y ágil”, enfatizó Buján.
A su vez, se van a incorporar seis escáneres, dos más que ahora, en el sector de control, lo que en conjunto implicará que el trámite se agilice.
“Además, el sector contará con nuevas oficinas de migraciones, requisa y PSA. También se reubicarán las máquinas existentes de rayos. La nueva configuración del sector dividirá a la circulación internacional de la doméstica, esta última con doble máquina de escáner para procesar egreso e ingreso en simultáneo”, se detalla en el comunicado de las nuevas obras.
Este sector es, para el gerente, “la primera etapa”, que funciona como el preámbulo a la zona de embarque, y que se estima que esté lista entre mediados y fines de noviembre próximo. Esto permitirá que ingresen 1700 pasajeros en hora pico (hoy lo hacen 1400).
La segunda etapa se proyecta para febrero de 2025 (o antes de Semana Santa de ese año), e incluye la parte comercial: más locales de gastronomía y un shop gallery de 1200 metros cuadrados, además de un nuevo núcleo sanitario, que duplicará la capacidad actual, todo en la zona de embarque doméstico.
Nuevo borde costero
Según Buján, “2023 marcó un récord histórico, con 15.600.000 pasajeros, lo cual fue muy desafiante por las obras que teníamos en ejecución, que han durado dos años o más”.
Ahora, las estimaciones son que durante este mes, en plena temporada alta de invierno, va a haber un movimiento de 46.000 pasajeros diarios en promedio, lo que significará un aumento del 8% respecto del año pasado.
Pensando en esto, las modificaciones de vialidad distribuyeron los destinos en tres partes, marcadas por “tótems” que indican, en diferentes colores y con letras, cada sector: partida y arribo de cabotaje, por el lado sur, y la terminal internacional, en el sector norte.
A esto se sumó la circulación externa, es decir, la articulación con la red vial de la ciudad, en avenida Costanera, ganándole terreno al río. Quienes lleguen a través de cualquier medio de transporte, para lo que contarán con seis o siete carriles del predio, tendrán que prestar atención los carteles que indican por dónde pueden ingresar y frenar. Las veredas se ensancharon, pasaron de ocupar entre tres y cuatro metros, dependiendo del sector, a 15 o 20, lo que hace más ágil el movimiento de pasajeros con equipaje.
Los colectivos tienen sus propios carriles y paradas, ya que deben organizarse siete líneas: 160, 33, 45, 37 y 8, y las 34 y 166 que fueron incorporadas este mismo año, en las “dársenas” del medio. Los taxis también, que están habilitados a detenerse por pocos minutos. De hecho, hay indicaciones para quienes tengan que tomar uno, de dónde ubicarse, y paradas con códigos QR para acceder a estos vehículos. Además, para los pasajeros que se muevan con sus propios autos se habilitó un estacionamiento subterráneo. Todo se indica con carteles: dónde fumar, por dónde se ingresa a cada sector (A, arribos internacionales; B, partidas; C, arribos nacionales).
“Lo que estamos viendo es un avance de obra de casi el 95% —detalló Buján—. Está funcionando, faltan detalles”, que, agregó después, serían los techos en las veredas del sector internacional. Este avance agregó dos plazas, sur y norte, entre el punto A y el C.
Adentro del aeropuerto lo que abundan son las opciones gastronómicas, a las que siguen incorporándose nuevas, como por ejemplo, Atalaya, más conocida por el parador ubicado en la ruta 2.