Reabrió la histórica basílica de San Francisco de Asís en el centro porteño
Una histórica basílica de la Ciudad de Buenos Aires reabrió sus puertas al público después de siete años de trabajos y obras para la renovación y puesta en valor del lugar. Se trata de la iglesia San Francisco de Asís, que está situada en pleno corazón de Microcentro, precisamente en el barrio porteño de Monserrat.
El majestuoso edificio tiene 270 años de antigüedad desde su fundación y está ubicado, exactamente, en Adolfo Alsina 380, a tan solo una cuadra de la emblemática Plaza de Mayo y a 350 metros de la Casa Rosada. De este modo, se sitúa en una zona que es sumamente transitada a diario por vecinos y turistas que visitan la Ciudad, y al mismo tiempo, forma parte del casco histórico porteño.
El extenso proceso de restauración, que obligó mantener las puertas cerradas, inició en 2017 por orden del Gobierno Nacional, durante el mandato del ex presidente Mauricio Macri. Desde ese momento, la iglesia funcionó pero, únicamente, como capilla. Los objetivos principales del proceso fueron refaccionar y poner en valor el edificio. Sin embargo, este martes, el templo religioso volvió a abrir sus puertas y, finalmente, tanto residentes como visitantes podrán visitarlo de nuevo, como lo hacían anteriormente.
La noticia fue celebrada durante una misa inaugural, que fue presidida por el arzobispo Monseñor Jorge García Cuerva. “Es una gran noticia que la basílica de San Francisco con su gran valor histórico y religioso reabra sus puertas. Es uno de los primeros templos de la Ciudad que tanto vecinos como turistas no pueden dejar de visitar”, dijo al respecto Fulvio Pompeo, secretario General de la Ciudad de Buenos Aires y de quien depende el área de Cultos.
Esta no es la primera restauración de la Iglesia y, en cada oportunidad, se descubren secretos atesorados en su arquitectura. En 2007, cuando se avanzó en la recuperación de los monumentos que formaban parte de la fachada, los arquitectos y escultores Francisco Ezcurra y Marcelo Leguizamón, se encontraron con una sorpresa que les había dejado Antonio Voegele, creador de la obra, cien años atrás.
Dentro de la cabeza de una de las figuras en la fachada había una cápsula del tiempo, con carta, cuatro monedas y un diario de la ciudad natal de Voegele (Innsbruck), todo envuelto con una edición de La Prensa en una caja de chapa. Allí dejaron escrito cómo se hicieron las esculturas y los nombres de sus realizadores. “Deseo que Dios y San Francisco protejan esta obra y le den una larga existencia”, pedía el escrito. Añoranza que se cumplió, porque en la actualidad las esculturas que representa a San Francisco y a tres conspicuos miembros de la orden terciaria, el pintor Giotto, Dante Alighieri y Cristóbal Colón arrodillado, siguen dando la bienvenida a la Iglesia.
La basílica de San Francisco de Asís fue fundada en 1754 y es considerada como Patrimonio Histórico Nacional por su amplio valor histórico, cultural y religioso.
Parte de los atractivos que se observan en el imponente edificio, se debe a que tiene el tapiz más grande de Latinoamérica y, a su vez, el segundo más grande del mundo, ya que mide 8 metros de ancho por 12 metros de alto y pesa 300 kilos.
Quien estuvo a cargo del diseño fue el artista plástico argentino Horacio Butler. Transcurrieron seis años desde la etapa de planeamiento hasta su posterior confección.
El tapiz, que representa una verdadera obra de arte, fue creado para reemplazar el retablo que se perdió en 1955, durante el incendio que destruyó gran parte del altar mayor. Así, la obra representa “La glorificación de San Francisco”.
La iglesia también cuenta con reliquias de San Francisco traídas desde Italia. La fecha de su reapertura fue especialmente elegida para coincidir con el 800 aniversario de un hecho fundamental en la vida del San Francisco: la impresión de las llagas que recuerdan las de Cristo en sus manos, pies y costados. De este modo, la ceremonia marca el regreso de la celebración del culto en este emblemático templo de la ciudad porteña.
Tanto la basílica como el convento de San Francisco de Asís pertenecen a la orden de los franciscanos desde 1583, poco tiempo después de que tuviera lugar la segunda fundación de la Buenos Aires, en 1580.