Hallazgo arqueológico sin precedentes en la Manzana de las Luces
La Manzana de las Luces es uno de los edificios claves e históricos de la Ciudad de Buenos Aires. Ubicado entre las calles Alsina, Moreno, Bolívar y Perú del Centro Histórico, fue construido a fines del siglo XVII como residencia de los jesuitas junto a la Iglesia y el Colegio de San Ignacio, actual Colegio Nacional de Buenos Aires. Su arquitectura es un testimonio de la Buenos Aires colonial.
El edificio fue declarado Museo Nacional Complejo Histórico Cultural Manzana de las Luces en 2013 donde se terminó una etapa donde fue objeto, durante cuatro siglos, de múltiples intervenciones que implicaron demoliciones, ampliaciones, modificaciones y sustituciones como resultado de cambios de dominio, decisiones políticas y adaptaciones funcionales que alteraron su fisonomía. Luego de ese período crítico, comenzó un proyecto de restauración edilicia en 2019 por parte del Ministerio de Cultura de la Nación. La misma tiene como objetivo desenterrar parte de la historia y devolverle el aspecto original.
Sin embargo, parte de esa restauración tuvo que cambiar de rumbo al encontrarse con un hallazgo arqueológico sin precedentes. En uno de los patios, en donde se estaba reemplazando el piso para abrir una rejilla perimetral de desagüe de agua de lluvia, aparecieron construcciones sanitarias que estaban ocultas. Se trata de estructuras subterráneas del Siglo XIX donde se destacan una cisterna, un pozo ciego y una bóveda donde iba el agua de más de 15 metros de profundidad. Todas estructuras vinculadas al desagüe cloacal de la época.
El hallazgo se trata del patio de una casa de alquiler y consta de un sumidero donde convergían los desechos líquidos de la cocina, cloacales y donde se descartaban objetos y restos de comida. También se puede observar parte de un pozo ciego con mamposterías de ladrillo y su canal de recepción. Allí trabajó el equipo de antropología urbana del Ministerio de Cultura y se convirtió en un espacio para conocer las construcciones del Siglo XVIII y XIX, que podrá ser visitado por el público a partir del mes de agosto.
“Cuando empezamos la primera etapa de excavación quedó al descubierto todas las estructuras subterráneas que formaban parte del patio de las casas de alquiler del Siglo XVII y también encontramos una bóveda donde iban las aguas cloacales de las letrinas. Lo que más nos sorprendió fue el grado de integridad que tienen. Están muy bien conservadas. Empezamos a excavar el interior de esas estructuras y recuperamos de objetos fragmentos que se descartaron. Este lugar, que originalmente iba a ser un patio, al encontrar al encontrarnos esta riqueza, se cambió la decisión y se armó un sitio arqueológico que pueda ser visitable”, remarcó Sandra Guillermo, arqueóloga del proyecto que lleva a cabo el ministerio.
El nombre “Manzana de las Luces” surgió en 1821, cuando el periódico El Argos la denominó por primera vez así debido a las instituciones intelectuales que alojaba: funcionó la Junta de Temporalidades (1767); el Tribunal del Protomedicato (1780); la Imprenta de Niños Expósitos (1783); la Universidad de Buenos Aires (1821); la Academia de Medicina (1822); el Departamento de Ciencias exactas (1865), que dio origen a las actuales Facultades de Arquitectura, Ingeniería y Ciencias Exactas, y la Academia de Jurisprudencia (1865). También fue sede de la Biblioteca Nacional, del primer teatro, el primer museo y el primer banco de la ciudad.
El edificio consta de tres importantes partes: la Procuraduría de las Misiones, que era la sede administrativa del comercio generado por las Misiones Jesuíticas. Se trata de una construcción de ladrillo de dos plantas, con bóvedas de cañón corrido y revestimiento de cal. También los túneles coloniales construidos entre los siglos XVII y XVIII, que corrían de sur a norte y de este a oeste, y unían de manera subterránea las iglesias, los edificios públicos y el Fuerte, cuyos cimientos subsisten debajo de la Casa Rosada. Por último, la Sala de Representantes, que funcionó desde 1822 hasta fines del siglo XIX, con funciones equivalentes a las del actual Congreso de la Nación.
“La obra consistió en dos intervenciones principales: una en este edificio que se llama ex Procuraduría, en donde se trabajó en la restauración de la fachada sobre las calles Alsina, Roca y Perú. Allí se restauraron los muros, las carpinterías, las herrerías, los herrajes, se cambiaron los vidrios y los techos. Por otra parte, en el otro edificio llamamos las Ex Casas Redituantes donde se puso en valor y se reconstruyeron todas las viviendas, donde hoy se está trabajando en la segunda etapa que es el trabajo en los interiores de cada una. Esto también incluyó a la Sala de Representantes, donde ya se están realizando actividades propias del museo”, comentó Patricia Cárcova, arquitecta a cargo de la restauración y asesora de la Dirección General de Infraestructura del Ministerio.
“Lo más complicado de esta reconstrucción es que el espacio sufrió muchas modificaciones y no se encontraron registros de los originales, entonces tuvimos que recurrir al testimonio oral de muchos de los alumnos que pasaron por acá. Este fue un lugar de la ciencia argentina donde pasaron personalidades como César Milstein o Albert Einstein. Rastreamos a los estudiantes, los invitamos a que lo visiten y nos dieran su testimonio, como Horacio Maratea, Víctor Ramos o Susana Estévez, muchos de ellos viven en el extranjero, ya que se exiliaron después de “La Noche de los Bastones Largos”, declaró Gustavo Blázquez, director de la Manzana de las Luces. El funcionario también confirmó que todas las actividades del espacio se siguen realizando, a pesar de las obras, y que cuando estas terminen esas habitaciones restauradas serán utilizadas para las oficinas, que están ahora en la planta baja, y también se van a instalar laboratorios de creaciones artísticas, es decir, actividades culturales que tienen que ver con la creación. Además, al liberar parte de la plata baja, se podrán abrir nuevas salas de exposición para el público.