El K-chetazo, Marchas anti y pro Cristina

Un cacerolazo con marcha a Plaza de Mayo fue la reacción con mucho de espontáneo
ante el discurso de Cristina Kirchner, que además de inoportuno fue percibido
como un desafío a las protestas de miles de productores agrarios de todo el
país. Desde empresarios hasta gente de izquierda terminaron siendo corridos por
el llamado “piqueterismo” oficial. La lógica de quienes salieron a manifestar:
desde racistas explícitos, hasta los que ven a los grandes terratenientes como
aliados del gobierno y cantaban “que se vayan todos”. Mientras del otro lado,
defendían la política oficial gritando “patria sí, colonia no”.

Tomás y Eliana estaban a tres metros de distancia…




Tomás golpeaba una
sartén. Es abogado. Y dice que además de apoyar al campo, rechaza todo lo que
hace este gobierno, “como la memoria y el juzgamiento a los militares y no a los
terroristas”. Votó a Gustavo Breide Obeid, ex carapintada.
Eliana también es
abogada, pero lo que salió a reclamar del gobierno es todo lo contrario: no sólo
deben ampliarse y profundizarse los juicios, sino que además el gobierno muestra
voluntad nula por defender los derechos humanos del presente. Está terriblemente
arrepentida. En octubre votó a Cristina Fernández. Ambos reaccionaron a favor
del paro agrario, y contra el discurso de Cristina Fernández.
Unos pasos más
allá, los jóvenes despedidos del Casino agitaban sus banderas y Cecilia decía:
“El pueblo se despierta”. Un poco más acá un señor canoso argumentaba: ªEl
problema es que a Macri no lo dejan gobernarª.
Mientras esto ocurría en la
Plaza, sobre Avenida de Mayo se congregaron cientos de personas a los que medios
contrainformativos como Clarín y La Nación definen como “piqueteros”, aunque se
trata de funcionarios y punteros políticos gubernamentales. Si hicieron piquetes
alguna vez, el desliz ha quedado hundido en el olvido. En cambio nadie llama
piqueteros a los que hacen piquetes con tractores, que además se entrelazan con
los caceroleros que llenaron la Plaza. Desde el punto de vista de las
herramientas de la resistencia, es posible que esta noche del 25 de marzo de
2008 haya representado la clausura del 19 y 20 de diciembre de 2001. Cacerolas y
piquetes ya son herramientas que cualquiera puede usar, y cuyo significado habrá
que ver en cada caso.



El descalzo y la
decoradora

Esto no es Tribunales, pero más adelante marcha Miguel,
otro abogado. A diferencia de sus colegas, va descalzo. “Me saqué las ojotas
para correr del tumulto, y las llevo en el bolsillo”. Cree que “si el campo
para, se para todo el país”.
Ya en el Obelisco dos amigas, Sol y Agustina,
plantean que lo que parece, no es. Sus padres tienen campos en Tres Arroyos.
“Las retenciones los aplastan. Los grandes inversores no pagan retenciones
porque están con el gobierno. Están acomodados y así no pagan nada”. Agustina:
“Lo que uno dice es que haya retenciones, pero que entonces la plata vuelva, que
se vea para qué la usan”, propone, como quien reclama milagros. Agustina es
diseñadora gráfica y Sol decoradora de interiores y macrista explícita. “El
problema sigue siendo el mismo: cada vez se gana menos, todo vale más, y vivir
cuesta cada vez más”.

Ya en el Obelisco, junto a un semáforo, Santiago,
productor ganadero canoso, habla por celular. Presenta alto nivel de indignación
en sangre. Cierra el celular y cuenta: “Dicen que somos los grandes productores
y yo estoy fundido. ¿Sabés para qué son las retenciones? Para extorsionar a los
gobernadores y que el gobierno nacional haga lo que quiera. Manejan al Estado,
compran votos, compran gobernadores e intendentes, y hacen lo que quieren. Yo no
estoy defendiendo al campo, sino al país” supone. Es de San Pedro, norte de
Córdoba, cuenta que allí el intendente se oponía al kirchnerista Frente para la
Victoria hasta que apareció con la noticia: “si seguimos oponiéndonos, el lunes
después de la elección no volvemos a ver un peso”. El Frente ganó por paliza.

Miseria y abundancia

Todo estalló a
partir de un discurso de la presidenta Cristina Fernández, cuestionando el paro
agropecuario. "Recuerdo esa Argentina donde desesperados cortaban calles por que
les faltaba trabajo o tal vez, en 2001, porque se habían quedado con sus
depósitos. Eran los piquetes de la miseria. Este último fin de semana vimos la
contracara, los piquetes de la abundancia", dijo la Presidenta durante un acto
en Casa de Gobierno en el que la firma estatal AYSA anunció un plan de
inversiones para el conurbano bonaerense. "Aquellos argentinos, que desesperados
por la falta de trabajo se lanzaron a las calles y fueron denostados por algunos
medios que pedían al gobierno que diera palos, infinidad de editoriales pidiendo
orden para los que no tenían trabajo. Curiosamente aparecen piquetes violentos y
protagonizados por sectores de mayor rentabilidad de los últimos cuatro años".

Recordó cuando los productores rurales, durante la convertibilidad, se
debatían "por el remate de sus campos" y ahora "cuando las vacas vienen gordas,
las vaquitas para ellos y las penitas para los demás".
"Allá por 1991,
cuando se instaura la convertibilidad, el uno a uno, no había retenciones en la
Argentina, pero casi nos quedamos sin productores. Me acuerdo de los movimientos
y surgimiento de mujeres que luchaban porque se remataban los campos . Me
acuerdo los primeros tiempos cuando los dirigentes ruralistas, que hoy amenazan
no al gobierno sino a la sociedad con el desabastecimiento de comida, venían a
pedir que por favor tuviéramos una política de recuperación".

Dijo que
el campo debe tener en cuenta que sus ingresos por exportaciones son en "euros y
dólares" y que sus costos son "en pesos argentinos", para luego remarcar que a
pesar de esa diferencia el "empleo rural es el peor pagado de toda la escala
salarial y tiene el más alto índice de empleo en negro".
"Nadie critica que
puedan comprarse una 4 x 4. Lo que no está bien es que quieran hacerlo a costa
de otros argentinos".

"Las retenciones son medidas redistributivas del
ingreso. ¿Qué es la distribución del ingreso, si no es sobre aquellos sectores
que tienen rentas extraordinarias?¿ A quién le vamos a pedir? ¿A los países
limítrofes?".

"Si alguien que tiene rentabilidad actúa con ese grado de
violencia, qué podemos esperar del que no tiene trabajo, de esos pibes sin
trabajo y sin familia para los que se pide bala y palo".

"Sepan que voy
a seguir representando los intereses de todos los argentinos. Lo pienso ejercer
con todos los derechos que me da la Constitución y el voto popular. Sepan que no
me voy a someter a ninguna extorsión. Ninguna".
En el acto la presidenta fue
frondosamente aplaudida por el ministro Julio De Vido, y varios jefes comunales
del conurbano, entre otras figuras que acaso no resulten suficientemente
tranquilizadoras.

Carapintadas / derechos humanos

Tomás
no tiene campos, y es abogado. Con la sartén como redoblante, tira un cigarrillo
y reconoce que sus motivos para llegar a Plaza de Mayo “son una lista
interminable”. ¿Por ejemplo? “La memoria parcial, lo que pasa con el campo, y el
tema moral, porque la inmoralidad va a hundir al país con temas como el aborto”.
Cristina Fernández se manifestó en contra del aborto. Tomás se ríe. Responde que
en octubre votó al ex carapintada Gustavo Breide Obeid, y dice que el “que se
vayan todos” debe ser tomado literalmente: “Cuatro años con esta gente no los
aguantamos”.
Eliana habla a pocos metros, rodeada por la música de
cacerolas. También es abogada “Me dedico a derechos humanos. “El gobierno
reabrió las causas contra la represión, me parece perfecto jurídicamente, pero
además de eso, no se respetan los derechos civiles, económicos, políticos y
sociales”.
¿Y qué tiene que ver con estas ideas el paro del campo? “Esto no
tiene que ver sólo con los productores, sino con que todos los pueblos de la
Argentina dependen de sus productores medianos y pequeños. Por eso aquí se ve
que los grandes no protestan, son amigos del poder. Aquí hay gente común, que
manifiesta con tranquilidad”. ¿Y qué opina del ”que se vayan todos”? “El pueblo
eligió esto y hay que respetarlo, aunque hay que denunciar también que el
gobierno no hace su mejor esfuerzo para solucionar las cosas”.
Eliana votó a
Cristina Fernández. “Y fue una terrible traición. La escuché hablando en los
Estados Unidos sobre derechos humanos. Fue patético y mediocre. El problema es
que no respeta al pueblo, a la mujer, no respeta la diversidad, ni la necesidad
de las provincias, ni a la gente que se muere de hambre. Suficiente como para
salir a manifestarse”. Para Eliana lo peor de la actual situación es lo que
define como falta de democracia. “Respetar la democracia es respetar la
diversidad y no creo que este gobierno lo haga”.

Un chico golpea los
tachos que trajo de su casa. Estudia arquitectura, se llama Hernán, y dice que
está resentido: “Resentido porque juntan plata, se la quedan ellos, y no la
invierten en la sociedad. No estoy muy informado, pero estoy enojado”. Dice que
en octubre votó a Elisa Carrió, y que decidió acercarse a la Plaza cuando vio
todo por televisión.

La debilidad de la fortaleza

En ese
momento la charla se interrumpió por las primeras corridas. Empezaban a llegar
los grupos de funcionarios y militantes oficialistas a los que las empresas
periodísticas suelen calificar como ”piqueteros”.
Fueron la expresión de una
debilidad: si era cierto que el gobierno peligraba, la noticia es que nadie
salvo esas 200 personas salió a defenderlo. Y si no era cierto, ¿para qué
fueron?
Hipóteis de Eliana: “Presión psicológica, para generar miedo”. Dicho
esto, comenzaron algunos golpes y corridas. Notable intervención policial, que
se esfumó de los lugares que suele frecuentar y dejó a los caceroleros en manos
de los grupos K. Aparecieron los primeros ensangrentados a golpes. Los
oficialistas penetraron Plaza de Mayo y la gente que estaba allí y que logró
eludir el cara a cara, marchó hacia el Obelisco. Los oficialistas festejaron la
“toma” de la Plaza como si hubiesen vencido en alguna guerra invisible.

Sentirse estúpido

Rumbo al Obelisco por Diagonal Norte,
Germán, chofer de 35 años explica: “Yo vine porque estoy harto de que la
presidenta nos trate a todos como ignorantes. Me dio mucha impotencia. No tengo
nada que ver con el campo, pero hay que dejarlo vivir”. Pasó un patrullero y la
gente se abalanzó con palos para pegarle mientras le recriminaban a los policías
su no intervención, una forma de dejar área liberada para las huestes
oficalistas. El patrullero aceleró para huir con varios bollos de palazos en la
chapa. Le pregunto a Germán si quiere que se vayan todos. “No, lo que uno quiere
es que dejen de apretar a la gente que se rompe el culo trabajando. Fíjese que
el 40 por ciento de lo que se produce en el campo está concentrado en 2.000
personas, y el 60 por ciento es de 45.000 pequeños y medianos productores”.

Para Germán, el gobierno se equivoca. “La gente no es estúpida, y está
podrida de los tipos como Moyano, que además es un terrible terrateniente. Falta
que el resto de la sociedad se termine de dar cuenta, pero estamos a un pelito
de eso”. Gastón es otro arrepentido: “Yo la voté”.

FUENTE: LA VACA

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