El Nacional Buenos Aires tendrá su polideportivo en Puerto Madero
Luego de muchas idas y vueltas, el Colegio Nacional Buenos Aires tendrá legalmente su campo de deportes en los terrenos que le pertenecían y donde hace más de 100 años que sus alumnos realizan actividades, ubicado en Av. De los Italianos y Macacha Güemes, se trata del último terreno libre de la zona y que la corporación de Puerto Madero siempre había querido quedarselo.
Finalmente, se formalizará la cesión al colegio del predio que usa como campo de deportes desde 1915. La Corporación Puerto Madero lo había inscripto a su nombre e intentó parcelarlo y venderlo varias veces. Pero la comunidad educativa lo evitó.
Luego de casi 20 años cederán esos terrenos a la prestigiosa institución educativa que le pertenece y hace más de un siglo funciona como sede de campo de deportes. Como penalización deberán financiar la construcción de un gimnasio con canchas de básquet, vóley y handball. Un trámite que se demoró más de la cuenta y en el que mucho tuvo que ver la transformación de ese barrio, el más caro y lujoso de la Ciudad. La lucha del colegio y de su comunidad lograron salvar el terreno y evitar que se convirtiera en un complejo de torres.
Cuando Puerto Madero no era el barrio que es hoy, el colegio ya tenía allí su campo de deportes. Fue inaugurado en 1915, pocos años después de la puesta en marcha del puerto y sus diques. Hasta los 90, estuvo rodeado de descampados, algunos depósitos, reparticiones de Prefectura y una Reserva Ecológica que estaba lejos del paseo que es hoy. Era una zona insegura y por décadas preocupó a muchas familias de estudiantes.
En 1989 se formalizó lo que ahora se conoce como Corporación Puerto Madero, una sociedad anónima, propiedad de los gobiernos de Nación y Ciudad. Tuvo el objetivo de urbanizar las 170 hectáreas del área antigua del puerto. En 1991 se llamó a un concurso del que finalmente salió el master plan del barrio. Y en 1994 comenzó la primera etapa: la renovación de los docks, los edificios de ladrillo ubicados junto a los diques.
Toda la tierra fue parcelada y vendida. Recientemente la Legislatura permitió la rezonificación y venta de la última manzana libre del barrio: la ubicada junto al campo de deportes del Nacional. Según datos del mercado inmobiliario, podría venderse en más de US$ 60 millones, algunos incluso aseguran que más cerca de los US$ 90 millones. Ese dinero deberá destinarse a una parte de la construcción del Paseo del Bajo.
En todos estos años la presión sobre los terrenos del colegio dependiente de la Universidad de Buenos Aires fue enorme. «Sostuvimos la lucha, aún pese a que estaba claro que nos pertenecían. Muchas veces quisieron parcelar el predio y venderlo. La Justicia había fallado años atrás y recién ahora llegamos a este acuerdo. Por ley, la Corporación tiene que construir 10.000 m2 destinados a Educación. Una parte de esos metros será para lo que hará para nosotros, es decir el gimnasio», explicaron desde la UBA.
En el primer y segundo nivel habrá salas de entrenamiento, vestuarios, cafetería, SUM y consultorio médico, entre otras áreas. En la terraza estarán las canchas de papi fútbol y hockey sintético. Se conservarán -y mejorarán, por cuenta del colegio- las canchas de fútbol existentes sobre Macacha Güemes y Avenida de los Italianos. También se realizarán obras en un playón, con más canchas de básquet y vóley.
La manzana del campo de deportes está delimitada por Macacha Güemes, Avenida de los Italianos, Juana Manso y Trinidad Guevara. La obra que se llevará a cabo en el gimnasio por cuenta de la Corporación comprenderá unos 4.900 m2. Albanese detalla que, para cumplir con la superficie que deben destinar a Educación, «en el Dique 1 se construirá un jardín de infantes, público y gratuito, con los mismos niveles de sustentabilidad y calidad del gimnasio».
Volviendo a los papeles, para la UBA jamás estuvo en duda la propiedad sobre estos terrenos. Hace cinco años, la Justicia falló a favor del colegio: en 1935, una ley había declarado que todos los inmuebles que ocupaban las dependencias de la UBA eran de su propiedad, aunque la Universidad nunca los haya inscripto a su nombre. En función de este «vacío», la Corporación inscribió estos terrenos como propios e hizo todo lo posible por venderlos. En 1998, la UBA inició el reclamo. Hoy, a casi 20 años, ambas instituciones darán por terminada toda la controversia.