Demanda de la Ciudad al Metro de Madrid por el asbesto

El Subte de Buenos Aires inició una demanda por 15 millones de euros por la contaminación de los vagones comprados en 2011.

El asbesto, o amianto, es un material traicionero. Comprimido en una placa sirve para hacer desde techos de casas hasta tanques de agua pasando por las piezas de un vagón de tren, pero en estado de fibra, liberado en el aire, puede provocar daños irreparables en los pulmones de quienes lo respiren.

De ahí la alarma en el subte de Buenos Aires cuando se comprobó que los 36 vagones comprados al Metro de Madrid por la Ciudad en 2011, durante la gestión de Mauricio Macri, contenían asbesto. Solo 18 entraron en circulación en forma de tres trenes de la línea B, y el resto fue utilizado como fuente de repuestos.

Ocho años más tarde se comprobó que al menos 13 de los 1200 trabajadores expuestos a esas formaciones tienen fibras de ese material clavadas en la pleura, la membrana que recubre el pulmón.

Por eso la Ciudad, ahora a cargo de Horacio Rodríguez Larreta, demandó al Metro de Madrid por vender un vehículo que debió haber salido de circulación.

La sociedad del Estado porteño Subterráneos de Buenos Aires pidió 14.978.395 de euros en concepto de resarcimiento, informó el sitio El País de España.

«Legalmente ellos pueden demandar porque el Metro de Madrid no podía vender eso. Ese tren era chatarra», explicó Roberto Pianelli, Secretario General de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSYP).

Con los manuales en la mano, según Pianelli, se comprobó que la advertencia de la presencia de asbesto en los vagones estaba en cada página.

Peligro latente, y presente

Hasta ahora SBASE sólo admitió que 1200 trabajadores del subte estuvieron expuestos al asbesto, de los cuales a 180 se le hicieron los estudios médicos para comprobar si quedaron afectados. Los exámenes empezaron hace solo seis meses y ya hay 13 casos confirmados de presencia de fibras en los pulmones, y podría haber más.

«Es una lotería, por eso todos los años tenés que hacerte estudios. Vas a tener más de 1.000 trabajadores que van a estar toda la vida no sabiendo en qué momento se le puede o no desencadenar una enfermedad que puede ser terminal», explicó Pianelli.

En el peor de los casos, las personas pueden desarrollar cáncer o asbestosis, el endurecimiento del pulmón por presencia de amianto, por la presencia de fibras de amianto. En el más leve, la partícula se clava en la pleura y provoca su ensanchamiento.

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