Debate en Buenos Aires sobre el futuro de los museos

Tras un año de intensa preparación y bajo el título “El museo, una creación compartida: ética, transformación social y legado cultural”, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires recibió la 55ª Conferencia anual del Comité Internacional de Museos de Arte Moderno (Cimam).

El evento internacional reunió a 250 expertos entre directivos de museos, curadores y profesionales del arte de todo el mundo desde el 9 de noviembre durante tres jornadas de conferencias y recorridos culturales por la vibrante escena del arte local.

La conferencia anual del Comité Internacional para Museos y Colecciones de Arte Moderno (Cimam), una asociación sin fines de lucro que nuclea 700 miembros de los cuales unos 200 estuvieron presentes en Buenos Aires, tuvo como sede anfitriona al espacio situado en Avenida San Juan 350, CABA, para debatir en torno al rol social de los museos como una “construcción compartida” con sus comunidades, que al mismo tiempo promueve el “ecosistema artístico” local ante la mirada internacional.

El encuentro incluyó recorridas y visitas a talleres de artistas, museos, fundaciones y galerías son múltiples con el objetivo de lograr un “real impacto en la proyección internacional del arte argentino”, explica Victoria Noorthoorn, directora del Museo Moderno.

Desde que se dio a conocer Buenos Aires como la ciudad anfitriona, gran parte de la comunidad del “ecosistema del arte” comenzó a prepararse para un hecho poco usual: la visita a Latinoamérica de un número grande de directivos y curadores de instituciones de distintas partes del mundo, algo que tuvo lugar hace tiempo en Brasil o México, pero que en los últimos tiempos ha tenido a la región postergada.

“Justamente esa fue una de las razones por las que se ofreció hacerlo en Latinoamérica surgiendo la posibilidad de ser anfitriones de este gran encuentro en Buenos Aires, incluso, hubo una entusiasta recepción de todo el ecosistema local de museos, fundaciones, archivos, galerías e incluso artistas abriendo sus talleres, entendiendo la fabulosa oportunidad que significa para nuestra escena tener a 200 directivos de museos con posibilidad de decisión visitándonos”, refiere a Noorthoorn.

“Es un acontecimiento histórico y ya es transformador incluso antes de comenzar porque hay varios representantes que llegaron hace una semana y están visitando a artistas en sus talleres y se están gestando proyectos a futuro de proyección internacional para el arte argentino”, añade la directora del Moderno sobre las repercusiones iniciales.

Propuesta Buenos Aires como sede por iniciativa de Noorthoorn, quien integra la Junta Directiva del Cimam desde 2019, la 55º Conferencia fue el marco escogido para discutir desafíos y prioridades de los museos, intercambiar información, proyectos y buenas prácticas, y fortalecer la red internacional que viene consolidándose globalmente en los últimos años.

Pero también fue la primera vez que el Cimam abordó en sus 60 años de historia “el papel social que desempeña el museo de arte”, una función que se encuentra en el centro de las prácticas museísticas regionales en respuesta “a contextos económicos poco desarrollados en los que la disparidad social, la desigualdad y la discriminación están a la orden del día”, a partir de micropolíticas que promueven transformaciones sociales concretas y construcción de comunidad.

En las 54 conferencias anteriores -desde la inicial de 1962 realizada en La Haya, Países Bajos- “el rol social y educativo del museo ha estado ausente de los debates, en cambio se trataron temas como los museos globales, la digitalización o la constitución público-privada -dice Noorthoorn-, pero el rol e impacto social de un museo que se dedica al arte de nuestro tiempo, a trabajar con artistas vivos que responden a coyunturas específicas del presente y desafíos para la humanidad, estuvo ausente”.

“Es muy relevante que esta temática sea levantada por una Conferencia en Argentina, inserta en Latinoamérica con su larga trayectoria de trabajo educativo y social por parte los museos -añade Noorthoorn-. Somos realmente una región que tiene una trayectoria muy importante en el tema y en ese sentido podemos ser referentes internacionales”.

Esto es algo que pone en foco el trabajo específico del museo que dirige, al que define como “un norte cotidiano y una prioridad institucional fundamental”, desde el impacto social, la inclusión, accesibilidad, el trabajo dentro y fuera del museo y el área de educación apuntalando instituciones educativas y proponiendo recursos a docentes, un “trabajo social que hacemos y nos atraviesa neurálgicamente, lo vi ausente de ese historial de conferencias”, expresa.

Los museos se han ido reconfigurando, con mayor fuerza desde la pandemia, siendo importante marcar su rol como “un espacio pleno que contribuya a la construcciones de valores democráticos, respeto, entendimiento y de un compartir valores básicos, siendo necesario que ese museo se constituya en diálogo con la sociedad”, dice la anfitriona. Y agrega: “No puede ser el museo una voz autoritaria que viene a imponer, sino que esos saberes necesariamente se construyen en diálogo con todos los entramados sociales: ese museo más permeable, más cercano a la gente, que responde, pregunta, es un museo que se notó bastante con el tránsito de la pandemia”.

De hecho, indica, “la pandemia nos mostró otras maneras de estar, de hacer, de comunicarnos, y en estos tiempos muy convulsionados en el mundo en todo sentido que estamos viviendo, desde hace ya varios años, los museos de arte moderno y contemporáneo se han convertido en voces que hablan a las coyunturas y a los problemas de la gente y sociedades, y a las grandes preguntas respecto del futuro y los jóvenes”.

Esta puesta en común de los cuestionamientos puede ser enriquecidas y ser atravesada “de la mano del arte a través de las miradas de artistas, jóvenes y no tanto, que se las hacen, porque el arte pone sobre la mesa una cantidad de preguntas que atraviesan a la humanidad, y el museo se convierte en una posible caja de resonancias, en una voz, un espacio de respeto, entendimiento de las diversidades y distintas miradas”, reflexiona.

“La posibilidad de pensar otras maneras de relacionarnos es transformadora si uno la escala, como sucede con la pregunta ‘¿Cómo podemos transformar nuestra mirada como directivos de museos para que esos espacios sean cada vez lugares más relevantes, más en contacto con nuestras sociedades y ser tenidos más en cuenta por quienes tienen las herramientas para inspirarse en estas prácticas y llevarlas a otras escalas y niveles de la sociedad?’”, apunta Noorthoorn.

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