Reabrió el Centro Cultural Recoleta y lo promueven como espacio para los jóvenes porteños
En una pequeña ceremonia, autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, reabrieron el clásico Centro Cultural Recoleta, que este 2019 contará con instalaciones renovadas
Según se informa desde el Gobierno Porteño, asisten casi 800.000 visitantes por año entre porteños, turistas y vecinos de todo el país.
Como novedad, las instalaciones serán más amplias y contarán con nuevas tecnologías para los más jóvenes.
De acuerdo a declaraciones del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires «Queremos que éste sea el lugar de ellos, de los jóvenes».
«Nos propusimos recuperarlo y ponerlo en valor. Siempre creí que se iba a hacer y el gran desafío ahora es mantener este clima de buena onda que hay hoy durante todo el año», sostuvo.
De la actividad también participaron el jefe de Gabinete, Felipe Miguel; el ministro de Cultura, Enrique Avogadro; el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, Franco Moccia; y la subsecretaria de Políticas Culturales y Nuevas Audiencias, Luciana Blasco.
La obra se dividió en dos etapas. En la primera se pusieron en valor la Recova y los edificios Cronopios, Aleph, Hotel y Patio del Tanque, mientras que en la segunda se mejoró la fachada del edificio, así como su estructura y patios internos.
De esta manera se ampliaron las salas de exposición, las oficinas y los sanitarios. También se construyeron nuevos vestuarios para el personal y se facilitó la accesibilidad para personas con movilidad reducida.
Del mismo modo se realizaron nuevas instalaciones eléctricas, se agregó iluminación con tecnología LED en todo el edificio y se impermeabilizaron las azoteas.
Además, la puesta en valor incorporó 700 metros cuadrados para actividades culturales, creando nuevos espacios exclusivos para las distintas escenas que conviven en la programación: Espacio Cultural Hip Hop, Espacio Clave 13/17, Sala de dibujo, La Tienda, Sala de Estudio, Espacio de Ocio y Hall de entrada.
Inaugurado como iglesia y convento en 1732, el edificio funcionó a lo largo del tiempo como academia de dibujo, escuela de agricultura, jardín botánico, prisión, y asilo de mendigos y de ancianos.