Largas colas para ingresar a Puerto Madero por la cumbre de la OMC
Por la Cumbre de la OMC el bajo porteño se encuentra aislado y para poder ingresar a la zona hay que estár registrado. A la zona sólo ingresan los vecinos registrados, y por los controles hubo tres cuadras de fila. Quejas de los restaurantes porque quedaron aislados.
Otra vez colapsó el tránsito por el operativo de seguridad de la cumbre de la OMC, que casi cerró el Bajo y las zonas cercanas. Y también afectó a los peatones: hubo retenes e identificación de vecinos y empleados. El esquema se mantendrá hasta el jueves.
En Puerto Madero hay cinco retenes. Son postas con efectivos de la Policía Federal, Prefectura y Gendarmería, que deciden quién entra y quién no. Ahí, nadie llega -tampoco camina o se traslada en auto- por casualidad. El desarrollo de la Cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) mantiene la zona vedada y sólo hay un grupo pequeño de admitidos: aquellos que residen o trabajan en el área y los asistentes a la conferencia. Si sus DNI figuran en una base de datos y si sus índices provocan una luz verde en unos lectores inalámbricos, podrán pasar. Si no, deberán irse. El control es estricto.
La avenida estaba convulsionada por los cortes en Microcentro y el Bajo, también impuestos como medida de seguridad; y las filas se alimentaban minuto a minuto con más empleados. Pero detrás de la posta policial, el ingreso era por goteo. Y la situación era casi calcada en los retenes de las calles Chile, Viamonte, Belgrano y Madero al 200, frente al edificio de Prefectura Naval. Aunque el caos era más amplio y, en el caso de los autos, se originaba desde distancias más lejanas. Por ejemplo, una avenida Juan B. Justo, en Palermo, llena de camiones porque la única forma de llegar al puerto era a través del norte de la Ciudad.
José Arango, de 60 años, vive en Quilmes y trabaja en el comedor de la Universidad Católica. Ayer, a las 7, empezó a percibir demoras a la altura de Sarandí en la autopista Buenos Aires – La Plata. Sabía que por el perímetro de control no iba a poder usar la bajada hacia Puerto Madero, pero jamás imaginó que los nudos de autos aparecerían casi en el inicio del trayecto. Resignado, siguió por la 25 de Mayo y bajó en Constitución. Ahí tampoco encontró alivio. La bajada de 9 de Julio Sur era un tetris perverso, que jamás se liberaba. La misma escena se repetiría más tarde, en el horario de regreso. «Es un viaje en auto de 30 minutos, tardé 60. Y a eso tuve que sumarle las demoras en el acceso: media hora detrás del volante, esperando para avanzar y ser atendido por Gendarmería, dar mi documento y dejar la huella», se quejó.
En el sector gastronómico se escuchaban los reclamos más fuertes. Muchos locales quedaron dentro del anillo de seguridad y con los salones vacíos. Los restaurantes fuera del área blindada también lo sintieron. «Atendimos a 20 comensales, el lunes pasado a esta hora eran 120. Y desde el sábado tenemos una pérdida del 65%. Hoy no vinieron ni los habitué», dijo al mediodía Toti Yanelli, de Estilo Campo y representante del sector. «Teníamos eventos pactados -siguió-, despedidas de fin de año, que no nos paran de cancelar. Es diciembre y, aunque acá se pueda circular, la gente no quiere más complicaciones. Puerto Madero es un desastre».