Las cuencas sobre las que está construida Buenos Aires
La Ciudad de Buenos Aires está atravesada por 11 cuencas que corren bajo el suelo: los famosos arroyos Medrano, Vega, Maldonado y Cildáñez y los no tan conocidos White, Radio Antiguo, Ugarteche, Boca-Barracas, Ochoa-Elía, Erézcano y Larrazábal-Escalada. Una parte de estas cuencas desembocan en el Río de la Plata y las otras en el Riachuelo. Con 11 cuencas atravesando el núcleo urbano, no es extraño saber que hay barrios enteros, como La Boca, Palermo o Villa Crespo, que están construidos sobre bañados, aunque no llegamos al caso de la Ciudad de México, que fue construida sobre un lago.
La cuenca del Medrano nace en los partidos de Tres de Febrero, San Martín y Vicente López. El arroyo Cildáñez y el arroyo Maldonado nacen en los partidos de Tres de Febrero, La Matanza y Morón. Con lo cual no es extraño que haya problemáticas propias de una gestión compartida entre varios municipios. La densificación de Buenos Aires y el conurbano, con sus asfaltos, edificios, veredas y la reducción sustancial de los espacios verdes, provoca la ausencia de suelo absorbente, recargando el volumen de agua que va a parar a estos arroyos.
En cuanto al origen de estos arroyos, se cree que tuvieron un rol importante en las pandemias de malaria y fiebre amarilla del siglo XIX. Con una conciencia sanitaria nula, esos cauces se fueron transformando en el vertedero de la basura de la ciudad y en un foco de propagación de enfermedades. También se puede pensar que eran inoportunos para implementar un sistema eficaz de cloacas y alcantarillados. O simplemente se tornaron anacrónicos para la mirada cultural de la época.
Pero estos arroyos traen la duda de cuál va a ser su rol si es que los efectos del cambio climático se centran en el crecimiento de la altura de los mares. Los especialistas hablan de que ese será su efecto en el año 2050.