Plan maestro para ampliar la Villa Olímpica
Se trata de un cambio de paradigma. O al menos de eso parte la hipótesis que sembró la base para esta propuesta del Centro de Estudios Económicos Urbanos (Escuela de Economía y Negocios – UNSAM) junto a estudiantes de la Maestría de la Universidad de Harvard, que participaron de la elaboración de un master plan para refuncionalizar las infraestructuras desarrolladas para los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 en Villa Soldati. En definitiva, la apuesta está en potenciar el efecto que pueden tener los mega eventos para generar transformaciones reales en las ciudades.
Desarrollado en un predio de 3,5 hectáreas, el Barrio Olímpico es un proyecto de construcción de vivienda social en los barrios del sur de la Ciudad -Villa Lugano, Riachuelo y Soldati- que cuenta con 31 edificios de hasta ocho pisos. En total, son más de 1100 viviendas de uno, dos y tres ambientes. En 2018 alojó alrededor de 7000 atletas y entrenadores y, al finalizar los juegos, a través del programa Barrio Olímpico se pre adjudicaron los departamentos a familias por medio de un sistema de créditos de hasta 30 años.
Pero el desafío de que se convirtiera en un polo de integración en el sur quedó relegado con la pandemia. En cambio, las infraestructuras se utilizaron como centros de vacunación. Ahora buscan volver al sueño de incorporar una nueva urbanidad en sí misma, conectada al resto de la Ciudad. Esta iniciativa fue presentada en el marco de la Cumbre de Alcaldes de C40 alrededor del tema “Megaeventos como productores de Ciudad” en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, con la presencia de autoridades locales y expertos internacionales que abordaron las experiencias de ciudades anfitrionas de megaeventos.
¿De dónde surgió la hipótesis para el trabajo? Joaquín Tomé, Director del Centro de Estudios Económicos Urbanos y Carolina Chantrill, Coordinadora de Proyectos de la misma institución, se abocaron a la descripción del plan maestro. Tomé explicó que durante una entrevista que mantuvieron con el secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Buenos Aires, Álvaro García Resta, el arquitecto sugirió al equipo “ver la zona no sólo como un barrio o área de la ciudad, sino a 10.000 mil metros de altura”. “Al realizar este ejercicio, lo que uno se da cuenta es que el Barrio Olímpico hoy es un barrio pero tiene el potencial de ser una nueva centralidad urbana que conecte y vincule la zona sur-oeste de la ciudad con el conurbano y viceversa”, explicó en ese entonces el funcionario a los jóvenes.
“Es un desafío enorme pero, lo más importante, está en un cambio de paradigma: en dejar de ver el sur como el borde de la ciudad y empezar a verlo como el centro de un área metropolitana. Que el Riachuelo deje de ser la barrera y sea el lugar que te une. Si se logra desarrollar un lugar que tracciona con una centralidad, lográs atraer inversión”, dijo Álvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano.
A partir de esta idea desarrollaron el mega plan. Además, tomaron experiencias de otras ciudades sedes de mega eventos para trazar comparaciones y observar qué se hizo bien pero, especialmente, las fallas que se cometieron. Una de las ciudades fue Río de Janeiro, en donde se realizaron algunos partidos del mundial de fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016.
¿Por qué los expertos tomaron la experiencia de Río como un aprendizaje de lo que no hay que hacer? Los especialistas señalaron que la ciudad brasileña desperdició una oportunidad porque las obras que se realizaron para mejorar la infraestructura contribuyeron más a la segregación que a la integración de la población. Se reubicaron barrios populares enteros para poder construir mega estadios en esos lugares y se trasladó a esa población a lugares alejados, con malas conexiones, lejos de su círculo social, donde empeoró su calidad de vida: perdieron vínculos sociales y económicos. “No se invirtió en el mantenimiento de las infraestructuras que quedaron muy alejadas y hoy son elefantes blancos “, añadió Tomé. En tanto, los aspectos positivos de Río se manifestaron en términos de transporte: la conexión de subtes y la ampliación de aeropuertos.
La idea es trazar un plan para el sur de la Ciudad de Buenos Aires en vez de “reacciones espasmódicas”. “El proyecto de renovación urbana del Barrio Olímpico siempre es una gran oportunidad para el desarrollo del sur de la ciudad que debe ser aprovechado multifactorialmente: la academia, los vecinos, las ONGs y la sociedad civil tienen que estar involucrados en el proceso”, sumó Santiago López Medrano, presidente de la Corporación Buenos Aires Sur durante el panel.
Adicionalmente a la presentación del C40, se realizará en marzo del año próximo una presentación en Harvard, Cambridge, que cuenta con el sponsoreo del David Rockefeller Center for Latin American Studies junto a profesores y comunidad académica de dicha universidad.
Los lineamientos de la propuesta de Harvard y la UNSAM
“El plan se aproxima al territorio entendiendo su multiescalidad (trabajar en la dimensión territorial del barrio, la comuna, la ciudad de Buenos Aires, el área metropolitana), pero también proponiendo acciones que reconocen esa variedad de escalas, es decir proponiendo acciones micro, que se pueden agrupar a un nivel macro, para luego tener un efecto nuevamente en lo micro”, señaló Tomé.
A partir de allí, el equipo marcó los lineamientos de una iniciativa a 10 años:
Vivienda: se trata del eje principal porque como resultado económico de la venta de los lotes se espera financiar las infraestructuras para poner en valor el barrio. “La vivienda es un eje fundamental en el plan de renovación del Barrio Olímpico, que requiere de desarrollo público privado. Sobre todo frente al panorama actual de déficit de vivienda del área metropolitana y el país en general. Creemos que el foco de la renovación del Barrio Olímpico debe ser el acceso a la vivienda asequible y es un plan a largo plazo pensado para diez años independientemente de la gestión de gobierno”, resaltó Tomé.
Espacios verdes: uno de los lineamientos más novedosos está en construir una red network entre todos los parques de la zona, creando corredores que den continuidad. Hay más de 300 hectáreas de espacios verdes que unificados tienen la potencialidad de la magnitud de la reserva ecológica de Costanera o el parque Tres de Febrero.
Desarrollo económico local: impulsar los comercios locales en el barrio con identidad de la zona, además en esta nueva infraestructura. Locales y emprendimientos que contribuyan a un espacio público que dé lugar a la congregación.
Movilidad: La importancia de espacios conectados, con el transporte público y facilitar la movilidad sustentable para evitar el impacto ambiental en el barrio; la micro-movilidad (peatón, bicicleta)
Comunitario: poner en valor y al servicio de los vecinos las infraestructuras olímpicas y completar los planes de equipamiento, la construcción de escuelas, hospitales, para albergar a la nueva población.